Porque, como buena mexicana, tenía que estar en Houston Nada más y nada menos que para ver a un catalán. Un catalán que no es tan español, sino que habita por el mundo, Pero tiene cierto aire de mexicano… “Por un lado es mucho, pero por otro es poco.”, habría dicho Cantinflas.
El intenso calor de Houston no evita que un domingo por la mañana se reúna la familia. Aunque sea virtualmente, porque el actor Óscar Jaenada se encuentra en Texas (como parte de su gira de promoción de la película Cantinflas) y su pequeño hijo en el otro lado del mundo. Esto sucede tempranito. Posteriormente lo toca conversar, cara + cara, con nosotros.
Millas (y miles) de lecciones
BLACK: Si mañana comenzaras tu propio viaje al mundo en 80 días, ¿a dónde te gustaría ir?
ÓSCAR JAENADA: Yo creo que me iría a Tokio; y subiría al globo a cinco o seis compañeros.
BLACK: ¿Por qué a ellos? ¿Qué le pondrían al viaje?
ÓSCAR: Viajar es el mejor ejercicio de compartir. Me encanta viajar con compañeros que tienen cierto entendimiento de la vida como yo y con los que puedo discutir. Entre ellos habría artistas, músicos, pintores…
BLACK: ¿Te consideras artista, también?
ÓSCAR: Sí, sin duda.
BLACK: ¿Cuál es tu arte?
ÓSCAR: La empatización. Entender las situaciones. Poder ponerme en la cabeza de un terrorista sanguinario o de un genio de la música. Sí, lo reitero: empatía. Me dedico a esto porque viajé desde muy chiquito y pude ver cosas distintas y radicalismos; entenderlos todos y no comprender ninguno te da una perspectiva muy válida para poder dedicarte a la interpretación o a esto que es el séptimo arte.
BLACK: A final de cuentas, viajar es vivir. Y vivir es el viaje por excelencia.
ÓSCAR: Totalmente. Lo bonito no es cogerse un avión para ir de Madrid a Nueva York, sino darse cuenta de lo que sucede en el transcurso. A mí me encanta viajar, muy pocas veces en avión, salvo cuando estoy obligado; prefiero el tren o el barco. Es cierto lo que dices, en la vida, como en los viajes, hay que saber librar imprevistos y adapatarse a las cirunstancias. Sin duda es un gran viaje éste en el que estamos metidos.
BLACK: ¿En dónde comenzó tu recorrido, Óscar?
ÓSCAR: En un parque, creo yo, sentado en una banca… O en el metro. Mi viaje comenzó cuando descubrí el poder de la observación. En un recorrido en moto, cuando, al detenerte, miras a cientos de personas pasar frente a ti; las miras, pero ellos a ti no. Y así, me dieron ganas de seguir observando y doblar esquinas sin saber qué me voy a encontrar. Se trata de aprendizaje constante, de movimiento continuo. Soy muy nervioso y necesito constantemente moverme. Viajar es vivirm sin duda. Sí.
“¿Hay que sacrificar para sobresalir y avanzar? Sin duda. El que no arriesga no gana. Es una ley.”
La vida en risas (y silencio)
BLACK: En estos viajes, te topaste con una persona y un personaje. Mario Moreno “Cantinflas”. Ese proceso empático, ¿cómo fue?
ÓSCAR: Conocí a Cantinflas desde que era pequeño; en Televisión Española iban soltando películas suyas los sábados y domingos. Me acuerdo que mis papás veían a aquel peladito sonriendo y yo aprovechaba ese movimiento para irme abajo a jugar con los colegas. Siempre hizo una unión en mi familia; recuerdo a mis papás riendo con la misma sonrisa, con el mismo chiste, una y otra vez.
Siempre lo he tenido muy presente pero quizá la sorpresa llegó más tarde cuando descubres que son dos: Mario Moreno y “Cantinflas”. Cuando te toca interpretar a dos personajes, cuando recibes el guión y dices, “Bueno, acá hay dos personajes.”; y más cuando viajo a México y me doy cuenta que ambos son tan distintos y tienen otro acento. Como español vi muchas más diferencias entre el mexicano y el “Cantinflas”. Descubrí que Mario Moreno era muy distinto a Cantinflas. El creador era el responsable y el más introvertido de todos. Tenía un secretismo y un aura de privacidad que le rodeó siempre, y que quizá era hasta incómoda para gente muy cercana a él. Era un tipo muy solitario, muy serio. Para hacer a Cantinflas pude ver sus películas más de cinco veces, contraté a una profesora de baile, a un foneatra y hasta a un imitador. Pero el problema estaba en interpretar a Mario. De Mario no hay casi nada. Hay un par de entrevistas en televisión y nada más…
“Me dedico a esto porque viajé desde muy chiquito y pude ver cosas distintas y radicalismos,
entenderlos todos y no comprender ninguno.”
BLACK: Una entrevista extraordinaria es la que le hizo Jacobo Zabludovsky, ¿no crees?
ÓSCAR: Por supuesto. Mi concentración, entonces, estuvo dirigida a Mario Moreno. Habré interpretado más de 50 personajes en mi vida, y he hecho más de 30 películas, pero muy pocas veces el actor tiene oportunidad de interpretar a otro actor; tuve esa posibilidad y, justamente, como actor que soy, quise reivindicar ciertas cosas. Por ejemplo, yo creo que Cantinflas fagocitó a Mario Moreno, se lo comió artística y moralmente. Entonces me interesaba mucho conocer realmente al tipo que había creado semejante personaje, a través de su seriedad, incluso de su tristeza. Y bueno, el reto también es interpretar a un actor cuyo peso es el mismo hoy que ayer; ha trascendido ante los ojos de todos nosotros. Y es realmente impresionante que haya llegado hasta Europa, Estados Unidos y Asia, en un mundo donde no había la teconología de ahora. ¡Eso hace que a uno le explote la cabeza! Porque si ahora intentamos internacionalizarnos con tanta tecnología, y resulta difícil, entonces, ¡la relevancia de ese personaje, en aquella época, fue sin duda brutal!
BLACK: ¿Por qué crees que Mario Moreno logró todo eso que acabas de mencionar?
ÓSCAR: Sacrificio. Sacrificó su casa y su vida para dársela al mundo. Él tuvo una vida bastante personal y tremenda, poco preparada y descuidada, porque se lo exigía Cantinflas; tenía que trabajar constantemente con Cantinflas, viajar aquí, allá. El resultado fue que Mario Moreno fue mucho menos conocido que su personaje.
BLACK: ¿Hay que sacrificar para sobresalir y avanzar?
OSCAR: Sí, sin duda. Es bien sabido que el que no arriesga no gana, y eso es una ley.
BLACK: ¿Qué has sacrificado tú?
ÓSCAR: Pues también mi vida. He viajado de un lado para otro; no estoy con mi hijo, no puedo abrazarlo todas las mañanas. ¡Eso es un gran sacrificio! No creo que a ningún papá, sobre todo cuando la criatura tiene dos o tres años, le guste eso. Es un sacrificio enorme y uno tiene que plantearse si dedicárselo al mundo o a tu hijo.
BLACK: Y la remuneración ante tal sacrificio, ¿cuál es?
ÓSCAR: Haber trabajado con tantísimos compañeros y mostrar un poco de cada uno de ellos. Muchos se han quedado en el camino, otros no han tenido la oportunidad; tú sí la tienes y aprovecharla y sentir que estás dando todo te hace recordar a todos los que han pasado por tu lado y te han aportado algo. Esa es la recompensa: toda la gente que ha trabajado conmigo y que aporta felicidad, porque gracias a ellos estás tú donde estás; su talento y trabajo te hace crear tus personajes y te permiten desarrollar con facilidad a alguien como Mario Moreno “Cantinflas”. Yo, como español que soy, me metí en un círculo lleno de mexicanos, y si no es porque mis compañeros me hicieron sentir mexicano yo no habría podido desarrollar esto.
La primera vez que yo pisé México fue para la audición en la que iba a interpretar a un personaje al que su creador, Mario Moreno, definía como “exclusivamente México”. No hay más palabras: México. Sebastián (del Amo), el director, me ayudó muchísimo con esos tours que me daba por la Ciudad de México… Es decir que, el rostro de Cantinflas, en la película, es el mío, pero el trabajo le corresponde a muchísima gente.
BLACK: Entonces, por lo que veo, hay otro importantísimo personaje en este filme, y es precisamente México.
ÓSCAR: ¡México es Cantinflas!
BLACK: ¡Y Cantinflas es México! (porque hoy más que nunca se vale cantinflear).
ÓSCAR (Risas). Y sobre todo para mí, porque yo no conocía México hasta que tuve la invitación para venir a entender a Mario Moreno y a Cantinflas. Por lo tanto, para mí México son ellos dos. Quizá más Cantinflas que Mario, pero indudablemente porque así lo quiso el actor.
BLACK: Y el detalle, ¿dónde está?
OSCAR: Está en ser único, en lanzarse. El detalle está en no tener miedo a nada ni a nadie. En que una época en que el latino era tan infravalorado, simplemente un agricultor, Mario Moreno consiguió darle una identidad de respeto y de dignidad. Y obviamente con su talento, a tal punto que Charles Chaplin lo nombrara el mejor comediante de la historia. Cantinflas dio mucha fuerza a aquellos mexicanos que pisaban por primera vez, en aquel entonces, territorio estadounidense. Cantinflas fue, y sigue siendo, un punto de conexión entre todos los latinos que intentan buscarse una vida.
BLACK: Te agradecemos mucho esta entrevista, Óscar, porque el detalle también está en que hoy que era tu día de descanso, nos lo dedicaste a nosotros con palabras interesantes e imágenes impactantes. ¡Todo un viaje! Gracias por este gran detalle.
OSCAR: Exactamente lo mismo os digo a ustedes.
POR LINA HOLTZMAN WARSZAWSKY