Se alejó de los reflectores, no por falta de trabajo sino de ganas. Quizás sabía que no iba a poder luchar contra su propio personaje (Ross, en Friends).
Por alguna (buena) razón, el señor David Schwimmer ha decidido separarse un rato de su familia y regresar a la acción. Admirables las razones de su ausencia, así como de su retorno a la televisión.
No es para sorprendernos que el otrora protagonista de Friends regresara a las pantallas totalmente transformado, renovado, reestructurado y re-esquematizado, tras haberse dedicado, a diferencia de sus compañeros de la serie, a otros menesteres que nada tienen que ver con la actuación. A meses de cumplir medio siglo de vida y a once años de finalizar la teleserie que lo catapultó a la fama, tal parece que inevitablemente este año se empecina en ser el de David Schwimmer.
Para el proyecto televisivo Todos vs. OJ Simpson: American Crime Story, próximo a estrenarse, Schwimmer se afeitó la barba que lució durante todo el 2015 y se tiñó un mechón blanco para personificar a Rob Kardashian ––sí, el padre fallecido de las ahora súper, ultra famosas y millonarias celebrities que no hacen más que mostrar sus exorbitantes atributos y protagonizar no sólo escándalos, sino también sus propios reality shows–, pero volvamos al tema antes de entrar en más detalles porque, aunque no lo creas, en esta familia sí hubo alguien que estudió: Rob Kardashian, quien fue el abogado defensor del ex-jugador de futbol americano OJ Simpson, acusado de asesinar a su ex-esposa, Nicole Brown, y a Ronald Goldman en 1994.
David Schwimmer, entonces, al aceptar este papel se acercó mucho más a los medios de comunicación y dejó a un lado el semi-anonimato para retomar su carrera en la televisión. Hasta hace unos cuantos meses, poco hablaba con reporteros y su aparición en especiales televisivos era casi nula porque no lo sentía necesario.
La interacción con los reporteros era escasa y su vida personal siempre la mantuvo al margen. Incluso, Courteney Cox, quien persofinificaba a su hermana Mónica en Friends, dejó entrever en una entrevista que él era el responsable de que nunca se reunieran los seis protagonistas en fiestas casuales, pues siempre cancelaba de último minuto.
Tras experimentarse como director de cine, televisión y teatro, e interpretar diversos personajes que lo acercaron más al tono dramático que al cómico (lo cual lo hizo líder en su generación), su nuevo personaje es único: el abogado Robert Kardashian (por eso el mechón blanco), uno de los personajes centrales de la producción recién estrenada de Ryan Murphy (Glee, American Horror Story), Todos vs. OJ Simpson: American Crime Story, que se transmitirá por FX.
“No tenía mucho qué decir, sólo hablaba cuando hacía algo que tenía que ver con la actuación y lo demás me lo guardaba para mí. Ross no se ha quedado en el olvido, pero ya no existe en mi esquema de trabajo; no podría vivir sujeto a él, a lo que él significó y lo que me dio. Tenía que avanzar o me hundiría en el recuerdo. Vivo una nueva estructura dramática con mi trabajo, un nuevo esquema para hacer televisión, con respuestas más inmediatas, con las redes sociales de por medio, y los comentarios de la gente sobre tal o cual episodio, al cabo de segundos. Yo estoy alejado de eso, pero le pongo atención. Sinceramente, me di un espacio para hacer mucho por mí, para mi esposa, para mi hija, para mi vida propia, sin dar explicaciones de nada. Yo creo que desde la cinta El Hombre de Hielo (2013) no hacía tantas ruedas de prensa y entrevistas como ahora. Me había bajado de ese tren desenfrenado de la promoción”, comenta Schwimmer, quien está casado desde 2010 con la fotógrafa y artista multimedia británica Zoë Buckman; a su lado procreó a su hija, Cleo.
FALSAS PROMESAS
El cine le dio la visión de lo que significa “una industria que no tiene palabra”, afirma, porque aunque un guión puede ser una maravilla para llevarlo a cabo en cine, cuando ya está consolidado, no siempre da el resultado esperado. Por lo que se requiere mucho más que talento para lograr un estupendo producto: un equipo que funcione como una estructura irrompible. Por ejemplo:
“Hice una película que se llamó Run, Fat Boy, Run, cuyo desarrollo me encantó. Me fascinó el proceso y la experiencia como director, pero ¡qué impresión!, se requiere de un equipo enorme para levantar una película a gran escala y dedicarle tu alma y tu vida a una cinta que tan solo dura dos horas, aunque su mensaje puede perdurar años, es desgastante. Yo no sabía si realmente quería dedicarme de por vida a esta profesión; ahí me di cuenta de que lo mío es la actuación; mientras que dirigir equivale a hacer una maestría y te suma currículum. Afortunadamente, me empapé de la industria cinematográfica de otra manera y entendí que el cine no tiene palabra”, afirma sonriente.
Jamás se dejó llevar por el tren descarrilado de la fama que provocaba pertenecer a Friends y todo lo que conllevaba: un millón de dólares por episodio en las últimas cinco temporadas, entrevistas a cuentagotas para los medios más importantes y tratos de rey –literal– mientras se rodaba el programa. Al contrario, Schwimmer, al regresar a trabajar en cintas animadas, como la de Madagascar; o al reencontrarse con su compañera, Lisa Kudrow en la serie Web Therapy o a Matt Le Blanc, en Episodes, aprovechó todo a su favor, pero de manera personal.
“Cuando hice proyectos posteriores a Friends, disfruté cada momento, desde las lecturas de guión hasta los ensayos porque, en Friends vivimos una presión tremenda; todo se hacía a mil por hora. Hoy le di la vuelta a la página. Y admiraré siempre a Courteney Cox porque se dedicó a explorar una faceta difícil en esta carrera, que es la producción. A veces eso enloquece y ella lo domina bastante bien. Jennifer (Aniston) sabía lo que quería y lo logró, siguió en la actuación tal cual es, una mujer fantástica. ¿Y yo? Guardé mi dinero, me di mi tiempo, y me dediqué a formar, a educar una familia y a verla crecer. Nunca me enganché con la obsesión de perseguir la fama, que a decir verdad se esfumó cuando terminó el programa, porque ya nada era igual. No me considero un hombre de lujos ni excentricidades, por eso supe conservar mis ahorros y aprovecharlos en los tiempos cuando no hubo tanto trabajo, y ¡vaya que los he disfrutado! Soy un papá de tiempo completo en Los Ángeles y valoro cada momento con mi niña. No hay nada más bello que eso. Atrás quedaron los días en los que quería vivir enfiestado y no preocuparme por nada. ¡No! Mi hija, mi mujer y mis amigos, son suficientes para tener mi vida plena”, expresa David.
TODO, MENOS GRACIOSO
El neoyorquino radicado en California desde pequeño, asegura que el público adepto a las series televisivas lo verá con distintos ojos ahora que ha regresado de lleno al set. No hay más comedia pero sí, mucho drama. Su complexión se hizo más robusta y actualmente tiene más experiencia en el ambiente teatral y televisivo. En definitiva, quiere consolidar su carrera como productor y buscador de historias, para dirigirlas, primordialmente, en la pantalla chica porque se ha sentido un tanto decepcionado del cine.
Quien se haya “casado” con la imagen de David en su personaje de Ross, y lo piensa, y percibe como simpático y divertido en todo momento, se encuentra lejos de la realidad. Sumamente serio, formal, muy conversador y de una sola pieza; Schwimmer nunca se reirá más de lo necesario, como solía hacerlo en Central Perk (sí, ese café que se volvió emblemático en La Gran Manzana y cuya esquina aún sigue siendo visitada por turistas fanáticos).
“Estoy haciendo un trabajo muy serio con [Rob] Kardashian, porque la serie recrea casos de asesinatos o desastres que tuvieron una magnitud internacional. Mi trabajo con Selma [Blair] quien interpreta a Kris [hoy Jenner] es fantástico. Nos entendimos a la primera. El primer episodio es sobre las versiones periodísticas y reales de lo que sucedió con el famoso juicio de OJ Simpson. Me encuentro muy emocionado al contar todo esto”, apunta.
Cabe resaltar que el también productor se dio un tiempo para concertar una charla telefónica con la verdadera matriarca de las Kardashian, quien le tomó la llamada por cuatro horas, no sin antes hacerle una invitación para que hablara con sus hijas sobre el personaje que iba a interpretar en FX, pero para el reality show Keeping Up with the Kardashians.
“Ella es una persona dulce e inteligente. Me pareció un gran detalle que me haya concedido tanto tiempo, porque sé que es una mujer muy ocupada, y el hecho de que me haya platicado anécdotas y emociones sobre su vida con Rob me hace sentir privilegiado. Gracias a esa plática, comprendí más al abogado respetado, fiel y en ocasiones despiadado. No pensé que fuera necesario hablar con sus hijas porque tenía lo que necesitaba”, indica David.
CADA QUIEN SU VIDA
El aficionado a la natación y al aeromodelismo volvió a las primeras planas de los diarios y los portales de entretenimiento apenas hace unas semanas, cuando fue anunciada la reunión de los “Friends” para el tributo al director James Burrows el 21 de febrero, desde entonces su nombre se ha vuelto tendencia semanal en las diferentes plataformas de redes sociales.
“Nos hemos reunido ocasionalmente, pero siempre falta uno o dos, más bien, faltamos. Cada quien hizo su vida y es como en la reunión escolar anual, no siempre puedes contar con todos los ex-compañeros porque cada quien tiene sus propios compromisos y a veces resulta imposible coincidir en fechas, sin embargo el cariño existe, no se alimenta mucho, pero sabemos que siempre existirá. Nos hicimos hermanos en esta profesión y el afecto, fraternidad, y complicidad son únicos entre nosotros”, finaliza el actor de 49 años.