Es que, si vamos a basar el concepto de triunfo en la cantidad de dinero que se tenga en el banco, ya sea dentro de nuestro país o en un paraíso fiscal (tema que, por cierto, abordamos a profundidad en la página 64) vamos a encontrar a muchos hombres y mujeres que viven más allá del éxito.
Por Lina H. Warszawsky
Llegó la hora de definir. Porque ser millonario es una cosa, y triunfador, otra muy distinta. Al menos en mi diccionario de vida personal.
Y no, no creas que por ser mujer voy a comenzar con cursilerías del tipo “el amor es el verdadero sabor de la felicidad y, por lo tanto, del éxito”. Tampoco lo creo. Lo que sí pienso es que también ha llegado el momento, entonces, de no confundir tener a alguien al lado con el hecho de ser amado. Y amar. Pero ese es otro tema. El de hoy no son los sentimientos, de alguna manera intangibles, sino los hechos, 100% concretos. Tener éxito no cuesta. Ni un solo centavo. No hay que darlo, tampoco recibirlo.
Antes de continuar, una aclaración (sí, otra, para no malentendernos): El dinero, tenerlo, poder disfrutarlo, es un indiscutible gozo. ¡No hay duda! Pero, vivimos tiempos en los que resulta una obligación prestar atención a otro tipo de inversiones, cuyos intereses se multiplican a velocidad de la luz, aunque no pueden guardarse en una caja fuerte.
Si no tomamos conciencia del perjuicio que cada una de nuestras acciones están provocando en el planeta (en cuanto a la ecología, te recomiendo leer “Poner orden al caos”, en la página 68); créeme, ni con todo el dinero del mundo podremos revertir los daños. Y bueno, ese es solamente uno de los graves deterioros que hemos causado nosotros mismos, por confundir el concepto de éxito.
Tan grave es ese error, que en el país vecino del norte hay un tipo famoso por sus millones, que lo único que ha hecho es despertar entre los estadounidenses, el odio, el rencor, el racismo. ¡La estupidez!
No seamos nosotros los tontos en seguir creyendo que lo que hemos acumulado es lo que nos define. ¡Ya no! ¡Por favor! La huella que dejemos en este planeta es, entonces, para mí, el verdadero éxito. Y que, dicho sea de paso, tiene que ser dado en este preciso momento.
LINA