Marchas pacifistas. Un asesinato. Igual que nosotros, seguramente crees que en la vida nada es casualidad. En otro aniversario luctuoso de John Lennon, el artista nos deja mucho en qué pensar y cambiar.

TXT. YURI EHRLICH

El 8 de diciembre de 1980 fue el día en que cinco balas terminaron con una vida y dieron inicio a una leyenda, cuando John Winston Lennon, el fundador y líder de The Beatles, el grupo de rock más trascendente y famoso de la historia, fue abatido por los disparos que le hizo a corta distancia Mark David Chapman, un oscuro personaje al que casi inmediatamente se le calificó como demente, aunque con el paso del tiempo se han suscitado en torno suyo más preguntas que respuestas, tanto en lo personal, como en la forma en que procedió para perpetrar uno de los crímenes más sonados en la segunda mitad del siglo XX.

Resulta algo especial, ver como muchos elementos de ese entonces, llegan a entrelazarse con cuanto ocurre hoy, principalmente en el contexto de la política hacia las elecciones presidenciales que habrá en Estados Unidos en el 2020, en las que el actual presidente, Donald Trump, buscará ser reelegido.

En aquel 1980 mencionado en un principio, John Lennon se encontraba de regreso en el mundo de la música tras largos cinco años de retiro, en los que, como el mismo contaba e ilustraba, se dedicó a la crianza de su hijo Sean, fruto de su matrimonio con Yoko Ono, además de que entretenía horneando pan en su departamento del exclusivo edificio Dakota, ubicado justo frente al Central Park de Nueva York.

Una de las teorías de la conspiración de aquel tiempo, señala que, tras cuatro años de luchar contra órdenes de deportación de Estados Unidos, ese país finalmente le concedió la residencia permanente en 1975, con aprobación del entonces presidente Gerald Ford, quien sustituyó a Richard Nixon, después de que éste fue obligado a renunciar por el escándalo Watergate.

Precisamente hoy, a raíz de aquel Watergate, los escándalos políticos llevan un “gate” al final, como le ocurre a Donald Trump, presidente número 45 de Estados Unidos, con el “Ucraniagate”, que, si no le cuesta el cargo en un impeachment como a Nixon, bien puede hacerle perder la reelección en el 2020.

La supuesta conspiración, señala que la condición que le fue puesta a John Lennon en el ‘75, era que se retirara de la vida pública, ya que, en los años previos, sus marchas pacifistas, especialmente contra la guerra de Vietnam, habían resultado un verdadero dolor de cabeza para el gobierno de Richard Nixon, a quien si algo no le faltaba eran problemas.

Ese entonces, era una época en la que Lennon superaba conflictos personales que lo habían alejado de su amada Yoko Ono durante todo un año y después de que, con la mediación de Elton John, consiguiera el regreso con el amor de su vida, precisamente el día de su cumpleaños, el 9 de octubre, nación su hijo Sean Ono Lennon, por lo que la idea de hacer vida hogareña, alejado del ojo público, le resultó atractiva y se sustrajo de micrófonos y cámaras.

Durante los cinco años de su retiro, John Lennon hizo una vida hogareña, mientras Yoko Ono, con una visión empresarial mucho más audaz que la del exBeatle, hizo movimientos con la fortuna de su marido, llegando a volverlo multimillonario, ya que al morir, en 1980, se estima tenía alrededor de 250 millones de dólares, cantidad que hoy es relativamente común para las grandes figuras del espectáculo, incluso su compañero, Paul McCartney, supera ya los 1,200 millones de dólares, pero en ese entonces, la cifra era descomunal.

41 AÑOS DESPUÉS…

Algo más de esa época lleva a que hoy, cuando Donald Trump busca la reelección presidencial en Estados Unidos, un exBeatle haga una declaración que le resulta incómoda, así como John Lennon molestó a Richard Nixon, en estos días Paul McCartney, en referencia a Trump, lo criticó por haberle restado dignidad a la figura presidencial estadounidense y comprometer el liderazgo de ese país.

Pero las cosas comenzaron a cambiar poco a poco para Lennon, después de que, en 1976, ante la debilidad del presidente sustituto, Gerald Ford, los republicanos perdieron la Presidencia de Estados Unidos en las elecciones de noviembre de ese año, llegando al poder el demócrata Jimmy Carter, un apacible sureño, procedente de Georgia, quien al parecer gradualmente fue haciendo que John gradualmente se fuera sintiendo menos presionado.

Carter asumió la Presidencia el 20 de enero de 1977 y durante prácticamente todo su mandato debió hacer frente a una complicada situación económica, derivada de los altos precios del petróleo para ese entonces, cuando el barril de crudo fluctuaba entre los 30 y los 35 dólares, situación que disparó la inflación en Estados Unidos hasta un 22 por ciento anual, lo que equivalía a todo un desastre para sus estándares, de modo que John Lennon podía tener la seguridad de que el Gobierno de ese entonces, no lo tenía como una prioridad.

Esto último, es todo un contraste con lo que Estados Unidos vive hoy, en momentos en que los precios del petróleo van a la baja, pero ese país ha dejado de importarlo y se ha vuelto exportador, algo que Donald Trump no ha sabido capitalizar, al enredarse en guerras comerciales que opacan lo que se podría ver como un éxito económico.

Fue así que llegó el año de 1980, cuando decidió desempolvar guitarras y comenzó a hacer preparativos para regresar por todo lo alto al mundo de la música, por lo que comenzó a preparar un disco para hacerlo, que sería un álbum en el que la mitad de las canciones serían cantadas por él y la otra mitad por su amada Yoko (sobra decir cuál era la mejor mitad).

En tal contexto y haciendo gala de su talento y de la creatividad contenida durante cinco años, con gran celeridad, grabó el álbum “Double Fantasy”, cuyo primer sencillo fue una canción evocadora del momento que en lo personal vivía, “Just like starting over” (Como volver a empezar), con la que llegó a los primeros lugares en las listas de otoño, acaparando titulares y llamando la atención de todo el mundo, lamentablemente también de quien a la postre sería su asesino, Mark David Chapman.

Justo en aquel otoño de 1980, concretamente en noviembre, se celebraron elecciones presidenciales en Estados Unidos, mismas que perdió Jimmy Carter y ganó el republicano Ronald Reagan, un exactor, exgobernador de California, ultraconservador y pro bélico, que se alzó con el triunfo un mes antes de que John Lennon fuera asesinado.

Retomando una vez más lo que pasa hoy con Donald Trump, si como se espera, perdiera la reelección presidencial en el 2020, estaría en la misma situación de Jimmy Carter, siendo un presidente de “sólo” cuatro años.

Respecto a Ronald Reagan, los teóricos de la conspiración afirman que por evitar que John Lennon pudiera ser un estorbo para sus planes armamentistas con los que buscaba recuperar la economía estadounidense, sus más cercanos colaboradores podrían haber considerado “borrarlo del mapa” para no tener problemas a futuro con nuevas protestas del exBeatle.

Es por eso que también indican que el asesino de John Lennon, Mark David Chapman, podría haber sido un agente o bien un entrenado de la CIA para perpetrar el crimen, ya que hay múltiples factores que hacen que no coincida el perfil que se pretendió dar de él, con la forma en que planeó y ejecutó el crimen.

En primer lugar, se decía que Chapman era un fan frustrado de The Beatles, quien, en su casa de Hawái, escuchaba sus discos y tocaba la guitarra para sentirse un miembro; por otra parte, supuestamente profundizando en su perfil psicológico, señalan que podría ser una suerte de esquizofrénico que planeó el asesinato para adquirir relevancia y que en el futuro la persona que pensara en John Lennon, automáticamente lo tuviera en mente a él.

Pero la fría forma de proceder de este tirador, hace ver que tenía conocimiento de manejo de armas y de logística, ya que trabajó especialmente las balas que disparó, a fin de que, al entrar al cuerpo de Lennon, funcionaran como expansivas, haciendo el mayor daño posible. Eso no es algo que se sepa de buenas a primeras; además siguió cuidadosamente los movimientos del exBeatle, por lo que, en la tarde del 8 de diciembre de 1980, lo esperaba en la puerta de su edificio para pedirle le firmara su disco “Double Fantasy”, un momento del que quedó memoria fotográfica.

En las horas posteriores, esperó su regreso, ganándose la confianza de los vigilantes del edificio, que estaban convencidos de que era un fan más, pero no fue así. Cuando John Lennon volvía junto con Yoko al Dakota, su chofer los dejó en la puerta, donde caminó hacia el interior y Chapman llamó su atención gritándole “¡Señor Lennon!”, tras lo que él volteó y recibió cinco tiros por parte de su asesino, cuatro en su cuerpo y una más que quedó atorado en su chamarra.

Expertos, indican que la forma en que disparó Mark David Chapman, lo hace ver como una persona entrenada y no como un enfermo mental hambriento de notoriedad, algo que aviva aún más las teorías de la conspiración sobre el asesinato de John Lennon.

Éste, además de ser recuerdo del más agudo Beatle, es un recuento que nos hace ver contrastes en el tiempo e incluso puntos de divergencia, cuando en Estados Unidos se aproxima un proceso electoral, donde un ultraconservador republicano, como Donald Trump, busca reelegirse, al tiempo que impulsa guerras, que en este caso son comerciales y que afectan al bolsillo de las familias estadounidenses.

Por otra parte, completando este recuento, resulta algo especial ver como Nueva York trasciende más que por su poderío económico y sus rascacielos, por las grandes personalidades que la han hecho suya, como por supuesto John Lennon, en lo musical; John John Kennedy, en lo social; Michael Bloomberg, en lo político y económico y entre muchos otros, Donald Trump, en principio en lo inmobiliario y ahora como un político impopular en la Gran Manzana.

Los tiempos cambian, pero a todas luces, las manías no y las teorías de la conspiración, menos.

 

BALAZOS:

“A raíz de aquel Watergate, los escándalos políticos llevan un “gate” al final, como le ocurre a Donald Trump con el “Ucraniagate”, que, si no le cuesta el cargo en un impeachment como a Nixon, bien puede hacerle perder la reelección en el 2020”

“Expertos indican que la forma en que disparó Mark David Chapman, lo hace ver como una persona entrenada y no como un enfermo mental hambriento de notoriedad, algo que aviva aún más las teorías de la conspiración sobre el asesinato de John Lennon”