Aquí, solo tres cosas son importantes para captar la atención del lector: Sofisticación, Fórmula 1 y Rolex.

Debo confesar que las carreras de autos nunca me habían llamado tanto la atención como hasta ahora. Y fue justamente a través de los relojes que logré entender al automovilismo no solo como un deporte de velocidad, sino como un acto de valentía, fuerza y precisión. Mi primer acercamiento, de pequeño, fue junto al hermano de mi madre que sabía, casi sin parpadear, la aceleración de cada uno de esos tremendos monstruos de cuatro llantas. El segundo, gracias al World Endurance Championship (WEC) en México el año pasado, y al que fui invitado por la manufactura suiza Rolex, entendí el valor de las 6 horas; y finalmente este fin de semana pasado me estrené en la pista, no como piloto sino como espectador (principiante) del evento más esperado del año: La Fórmula 1.

Desde luego no rebasé ni a Bottas, ni a Verstappen, ni siquiera le pisé los talones a Pérez, sin embargo, sí estuve muy cerca de ellos en los pitts, gracias, nuevamente, a Rolex, cronometrador oficial de la competencia, y quien ha invitado a BLACK a pasar todo un día en el Gran Premio de México. El universo de los bólidos, por tercera ocasión, volvió a cobrar sentido para mí:

Desde muy temprana hora estuvimos presentes en el Paddock Club Global, en donde tuvimos oportunidad de ver la primera sesión de prácticas.

Otra de las grandes atracciones que ofreció la experiencia Rolex fue caminar en el Pit Lane Walk, minutos antes del comienzo.

Todas las escuderías probando motores, algunos pilotos dando firmas de autógrafos y otros concentrados en su trabajo.

No hay margen de error, todo se encuentra perfectamente bien organizado y el Race Control and Safety Car & Medical Car está listo para responder en cualquier momento.

Estuvimos también en el “behind the scenes” de la escudería Force India F1, en donde más de 10 elementos de apoyo preparan el auto para que quede literalmente, impecable.

Tuvimos la suerte de ingresar al cuarto de Control de Carreras en donde cuentan con docenas de tomas de la pista para poder valorar todos los incidentes que suceden durante la competencia. La disciplina, la exactitud y la adrenalina recorren cada rincón del lugar.

Sólo me resta decirles que esperamos ansiosos el 2018 para revivir la experiencia en la pista, y si es antes… alguien se tendrá que sacrificar.

Por Eduardo Olivar
Director Editorial