«Me llamaban la atención los edificios grandes y trataba de construirlos con mis cubos de madera. También me gustaba mucho dibujar. Entré por un semestre a finanzas en el ITAM, pero me di cuenta de que no era lo que me gustaba y me cambié a Arquitectura”, cuenta acerca de su temprana vocación.
Alonso cursó una maestría en Columbia, Nueva York. Ahí aprendió una nueva manera de pensar, al tiempo que supo cómo se hacen las cosas en todo el mundo, pues le tocó colaborar en proyectos en distintos países: “Esta oportunidad me abrió mucho los ojos y me dio una metodología. Sin embargo, comencé solo con mis proyectos y necesitaba la guía de un jefe… por eso entré a trabajar con Norman Foster”.

Alonso con su equipo. Foto: Jaime Navarro.
Explica que trabajar para el célebre arquitecto británico significó una gran experiencia: “Cuando recién empecé, tuve la suerte de estar en la oficina de Nueva York, en donde no éramos más de 10 o 12 personas, en un ambiente mucho más íntimo. Ahora hay más de mil arquitectos trabajando ahí y es considerado el mejor despacho del mundo”.
TRAZANDO SU CAMINO
Alonso está hoy al frente del despacho Taller ADG, al que describe como un lugar donde la arquitectura y el diseño se unen para crear proyectos con un impacto positivo. En la oficina trabajan aproximadamente 40 personas.
El trabajo de Alonso ha sido pionero en colonias de la Ciudad de México en las que se les daba muy poca importancia y atención al diseño. En vista de que ahí se buscaban soluciones no demasiado onerosas y útiles, su despacho fue un éxito. “El diseño fue nuestro valor agregado”, explica. “Después de la colonia Irrigación, nos movimos a la Zona Rosa, luego a la Condesa, la Roma, la Escandón y San Miguel Chapultepec”. Afirma que lo importante es el reto y que pueda aportarse algo a la comunidad.
“PRIMERO, ME ENRIQUEZCO DE TODO ALREDEDOR, LUEGO VIENE LA FUNCIÓN DEL EDIFICIO Y LA ELECCIÓN DE MATERIALES… EL DISEÑO Y LA ESTÉTICA SALEN SOLITOS”
Para él, la estética es una consecuencia del proceso de diseño, no un fin. Su forma de trabajo empieza con un análisis profundo del sitio, la historia, la población, el estilo arquitectónico del lugar, las tradiciones, la cultura y de ahí surgen las primeras ideas. “Lo que más disfruto es la parte inicial, el diseño del proyecto, el brainstorm del equipo y la investigación, es la mejor etapa”, comparte. Después, se ocupa de estudiar cosas más típicas, como, por ejemplo, la orientación y todo lo relacionado con la situación geológica y climática de la zona.

Estadio AHH, en colaboración con FGP. Foto: Rafael Gamo.
Hoy tiene la fortuna de elegir qué trabajos tomar: “Solamente hacemos aquellos que nos gusten mucho y en los que sabemos que podemos aportar algo. No soy una persona de muchos reflectores. Me gusta estudiar muy bien los proyectos y siempre estoy en busca de las mejores soluciones para cada caso”.
Sobre las propuestas y los clientes, gusta de trabajar con quienes valoren el diseño: “A veces, los clientes solo quieren salir del problema y hay muchos despachos que pueden resolver eso. A mí no me funciona el típico desarrollador que quiere todo bueno, bonito y barato”. Agrega que esto no significa que no se puedan hacer cosas con poco presupuesto; de hecho, en la actualidad tiene algunos planes de este tipo con el gobierno.

Terminal 1. Foto: Onnis Luque.
Entre sus obras más importantes están los restaurantes del chef Enrique Olvera: “Hicimos el Cosme en Nueva York, y el restaurante Atla. Desde antes teníamos la misma inquietud de hacer un restaurante mexicano en Estados Unidos hasta que nos decidimos”. Hoy, con esa pasión, trabaja en el nuevo restaurante de Olvera en Los Ángeles.

Casa del aire. Renders: Taler ADG.
“También estoy en un proyecto muy bonito junto a Natalia Lafourcade, para reconstruir una escuela de música en Veracruz”, cuenta. Alonso restauró un par de edificios abandonados conocidos como Terminal 1, que ahora se han vuelto un referente de los espacios de coworking en la Ciudad de México. Por supuesto, otro enorme reto fue el Estadio Fray Nano, para los Diablos Rojos del México. El año pasado participó en la reconstrucción de casas que se cayeron después del sismo de 2017: “Ha sido muy bonito poder ayudar a mejorar la calidad de vida de estas familias. Hay una satisfacción personal, social y moral. Este proyecto tiene sin duda un valor especial, aunque todos tienen su impacto pues de todos aprendo algo, en todos trato de dejar algo significativo, no importa el tamaño ni la condición”.

Un Cuarto Mas (Mejora y ampliación; INFONAVIT – CIDS). Foto: Jaime Navarro
Por: Alexis Mustri