Los hombres (me refiero al ser humano) no me llaman la atención por sus diplomas o títulos nobiliarios. Admiro ver que alguien deja a un lado el oficio y, bajo el reflector o no, se comporta como lo que es, no con base en lo que tiene. Sobre todo en un líder es refrescante encontrar sencillez, honestidad y mente y corazón abiertos.

Me llamó mucho la atención que durante la celebración del Día de la Independencia de Israel, el embajador de este país en México, con el mismo entusiasmo con el que expresó su total cariño a nuestra tierra mexicana y su gente, buscara agradecer y abrazar a los chicos que bailaron danzas tradicionales durante la celebración.

Una vez más, Jonathan Peled confirma la regla: los grandes no se dejan llevar por el protocolo de “grandeza”, sino por los detalles ordinarios de la vida. ¡Y es lo que convierte a alguien en un ser extraordinario! Hoy y desde siempre.

Había entonces que conocer a este señor. Por eso lo fuimos a visitar a su oficina dentro de la embajada. Teníamos muchas preguntas que hacerle.

Pero eso fue solamente la primera parte del encuentro. Porque no fue suficiente el tiempo y, días después, nos abrió las puertas de su casa, en donde realizamos la sesión fotográfica y reconocimos en el embajador y en su hogar lo que todo hombre debe aquilatar: sencillez, seguridad y apertura. ¡Todá rabá (muchas gracias) Jonathan!

BLACK: Cuando vivías en Israel o en Washington, por ejemplo, ¿qué percepción tenías de México? O mejor aún: Ahora que ya llevas un año viviendo aquí, ¿cómo pasó de ser México una idea a una realidad?
JONATHAN PELED: La verdad es que tuve la suerte de estar aquí en México por primera vez durante la visita del ex presidente Shimon Peres, hace tres años; nunca antes había estado aquí; no conocía México. Te confieso que conocía el país a través de lo que leía y veía en los medios de comunicación. Hoy me encuentro sorprendido de la grandeza de este país: su historia, su variedad cultural, su poder económico manufacturero… ¡La comida! Pero sobre todo de la gente. El trato humano es valioso en este país. La verdad es que cada día me siento más afortunado de haber sido elegido para este puesto. Por suerte he podido viajar mucho dentro de México. He visitado por lo menos diez… no, quince estados. ¡Cada uno es un mundo entero! Su comida, sus costumbres, su arte, sus puntos de atracción. Todo eso también me ha ayudado para poder entender los muchos puntos de encuentro entre México e Israel. He descubierto que a pesar de ser países distantes y distintos, México e Israel tienen un enorme potencial para trabajar juntos, pero sobre todo para consolidar una honesta amistad.

BLACK: Me encantó que reconocieras, literalmente, “la grandeza de México”, porque creo que en eso somos muy parecidos ambos países y su gente. Por un lado somos pueblos viejos, de historia milenaria. Hemos logrado no dejar morir quiénes somos en realidad. No nos hemos dejado que desaparezcan nuestras tradiciones y principios. Somos países en los que cada quien puede expresarse tal como es. Me parece que en este caso Israel puede ser un gran ejemplo.
JONATHAN: Esto es algo que descubrí al haberme instalado en México: el hecho de que hay muchos retos y desafíos comunes. Solamente que México es un país enorme. Israel apenas tiene la superficie del estado de Hidalgo. Su población es un poco mayor a la suma de solamente dos municipios del Estado de México. Las dimensiones son distintas pero tenemos mucho en común. Hay una afinidad cultural, en la mentalidad. Ambos somos pueblos muy cálidos, con un trato muy directo, muy amable. Eso hace mi trabajo mucho más fácil y muy agradable.

BLACK: Ahora sí hablemos del potencial entre nuestros países; primero de México con Israel… ¿Por qué es tan importante hoy México para Israel?JONATHAN: El potencial de México en Israel es enorme y sobre todo multifacético. En primer lugar, México tiene un mercado enorme, del que no estamos siempre conscientes… ¡123 millones de habitantes! Más allá de que ambos países tenemos un Tratado de Libre Comercio con América del Norte, nuestro contacto directo debe basarse en que México cuenta con la posibilidad de producir, manufacturar, crear a una velocidad en calidad (por su tamaño, por su estructura) lo que en Israel no podemos, justamente por nuestro tamaño. Para ponerte un ejemplo: hacer aquí campos de agro-tecnología. ¡Podemos hacer un enlace entre la tecnología israelí y el talento y poder manufacturero mexicano. Y no nada más para el mercado nacional sino para exportarlo a Estados Unidos o a cualquier otro país.

“He descubierto que a pesar de ser países distantes y distintos, México e Israel tienen un enorme potencial para trabajar juntos, pero sobre todo para consolidar una honesta amistad”

BLACK: Hay otra cosa demasiado interesante: Israel es un país que se ha dedicado a generar muchas cosas: tecnología evidentemente, medicina, diseño, cualquier tipo de ciencia, moda, arte… Sin embargo lo presume muy poco; es decir, es una nación que exporta todo lo que hace y con ello beneficia la vida de la humanidad en el mundo entero, pero no lo pregona. Por ejemplo, los pasados Juegos Olímpicos fueron sumamente seguros gracias al trabajo y la estrategia israelí. Entre muchos otros secretos (como Waze, por citar solamente algo “pequeño”) que son creación israelí.
Jonathan: Sin duda ése es un reto, un gran desafío. Tenemos que proyectar más quiénes somos, porque el mundo se fija en Israel como parte de un conflicto, sin llegar a conocernos en realidad: ¿qué representamos? ¿qué producimos? ¿qué y cómo hacemos el día a día? Quien viaja a Israel lo descubre y siempre queda gratamente sorprendido. Porque se dan cuenta que no vivimos entre agresiones. Mucho menos en búnkers o con miedo. Ni armados. Al contrario, quienes nos visitan descubren la enorme vitalidad y la gran creatividad que se siente en cada rincón del país, porque es innata de la sociedad israelí. Y eso se manifiesta en la moda, en espacios turísticos, la comida, el deporte, la tecnología… Tel Aviv, por ejemplo, está considerada una de las ciudades más importantes en el mundo en cuanto a estilo de vida. Ahí cada quién es como quiere. Libremente. Basta reconocer el apoyo que provee a la comunidad LGBT (lésbico, gay, bisexual, transgénero). Es una ciudad que no duerme. Su energía promueve un espíritu muy creativo.

¿Y LA DIFERENCIA (ENTRE NOSOTROS) ES?
BLACK: Ese tema me parece vital profundizar. Y es el hecho de que en Israel se promueve como prioridad el respeto a las diferencias entre seres humanos. La tolerancia se enseña de manera natural y por ende cotidiana. Ahí todos somos iguales, judíos, árabes, cristianos, mujeres, hombres, heterosexuales, homosexuales, niños, adultos, ancianos… Ésa es, para mí (que he tenido la oportunidad de estar constantemente en esas tierras) la mayor riqueza de Israel.
JONATHAN: Tocaste el punto medular de la sociedad israelí, que consiste en una variedad, una diversidad del pueblo religioso, étnico… ¡Todos vivimos juntos! No digo que nunca hay problemas entre nosotros, pero, tú lo has visto: vas a un hospital, a un supermercado, a un parque en Jerusalén y te encuentras con religiosos, árabes, musulmanes, judíos, cristianos, ¡todos juntos! Es una palpable convivencia multicultural y multirreligiosa.

BLACK: No he visto algo así en ningún otro rincón del mundo.
JONATHAN: Somos un crisol realmente, un ejemplo valioso.

BLACK: Hay otra aspecto que a mí, personalmente, me impacta, y es el hecho de que hasta el día de hoy impacta que una mujer esté al frente de un país, cuando en 1969 Golda Meir fue primer ministro de Israel. Por mucho, habla de que en tu país no hay minorías.
JONATHAN: Muy cierto. Lo que caracteriza a Israel desde su creación es una sociedad mucho más igualitaria, mucho más pareja, diversa y pluralista que la de otros países. Y es que todos los que viven en Israel quieren estar ahí, y para ello hay que convivir y respetarse entre todos. La misión es ser un país, un Estado Judío ejemplar, y servir como una nación que pueda contribuir al mundo.

“En Israel, para ser una democracia bajo tanta s amenazas y tensiones a veces parece milagroso ver cómo se sobrevive. A pesar de los obstáculos la democracia sigue de pie”

BLACK: Hay mucho que aprenderles.
JONATHAN: Nosotros siempre bromeamos y decimos que a veces estamos tratando de estirar un poco la idea de ser un “modelo”, porque no hay algo que no hayamos experimentado o tratado de hacer; y a veces fracasamos. Pero para ser una democracia bajo tantas amenazas y tensiones a veces parece milagroso ver cómo se sobrevive. A pesar de los obstáculos la democracia sigue de pie.

BLACK: ¿Por qué se está malentendido la realidad, no nada más de Israel sino del pueblo judío? ¿Por qué se rechaza al sobreviviente, al que lucha por sobrevivir, no nada más física sino espiritualmente también?
JONATHAN: Creo que la raíz de esto radica en que, a final de cuentas, el pueblo judío por un lado atrae mucha admiración pero de cierto modo envidia también. No, no soy experto como para hablar de las raíces del antisemitismo pero creo que el pueblo judío, por ser diferente, por ser luchador y por haber sobrevivido estos miles de años es admirable. Cuando a algo o a alguien se le admira, la reacción puede ser positiva pero lamentablemente también puede conllevar envidia, y ésta se manifiesta con miedos que, a su vez, pueden tener consecuencias violentas y discriminatorias.

AMIGOS CON BENEFICIOS
BLACK: Recuerdo perfectamente lo que dijo Ron Huldai (Alcalde de Tel Aviv), la noche tras el atentado palestino en el mercado de Sarona, en esa ciudad: “Y mañana nos vamos a levantar, como siempre, a seguir viviendo y a seguir construyendo un proyecto de paz”. No hubo drama, acusaciones ni actitud de mártir sino, nuevamente, de afán de sobrevivencia.
JONATHAN: Creo que justamente es ésa la fuente de nuestra fuerza, porque si uno mira las adversidades que hemos tenido, no solamente en estos 68 sino en los últimos 100 años, nadie le hubiera dado ni un porcentaje de probabilidad o de éxito al Estado de Israel, y sin embargo hemos superado cinco guerras y un sin fin de olas de terrorismo y amenazas. Todo eso nos hace solamente más fuertes y más dedicados y convencidos de nuestra causa.

BLACK: Y hoy esa causa te ha traído aquí, con nosotros. ¿Cómo es que México ha contribuido a tu propio crecimiento personal?
JONATHAN: Conocer otras culturas, otros países y otros pueblos siempre enriquece a cualquiera, y yo por supuesto no soy una excepción. Lo que yo he aprendido aquí en México es el espíritu luchador que tienen. El mexicano tampoco tiene una vida fácil. México se enfrenta también a constantes y grandes retos. El simple hecho del gran tamaño del territorio crea grandes diferencias entre el sur y el norte. Hay que entender y respetar las diferencias y las necesidades de cada región. Así es como podemos crear puentes de amistad y de cooperación. Ése ha sido un gran aprendizaje desde que estoy en México. Ha sido un proceso de enriquecimiento fabuloso. Me he enamorado de los mexicanos.

BLACK: Y por último, a ver: si pudieras, en tu siguiente visita a Israel, llevarte en una valija algo que nos represente, ¿qué sería? Y viceversa: ¿Qué nos traerías de regalo de ahí?
EMBAJADOR: Hay cosas que no se puede traer uno en una valija: el trato del mexicano. Ojalá pudiésemos adoptar en Israel un poco más de la amabilidad de aquí. Allá somos más bruscos. Ahora que si tiene que ser algo material, sin duda sería comida, bebida y algo que tenga que ver con cultura.

BLACK: Recuerdo que te encanta la pintura y la escultura mexicana, y de hecho tienes en casa algunas piezas de distintos artistas mexicanos.
JONATHAN. Así es. Ahora, de Israel traería, tangiblemente, algo de tecnología, gadgets. Inventos, como por ejemplo el riego por goteo. Esos pequeños inventos israelís que han revolucionado la ciencia, la medicina, la tecnología, la agricultura. Y en cuanto a lo que no entra en una maleta, introduciría a México la mentalidad de una sociedad mucho más íntima y mucho menos formal; el hecho de que yo pueda llamar al primer ministro por su apodo. La sociedad israelí no es tan jerárquica como aquí, y eso nos permite ser más flexibles y, quizás, aprovechar mejor el talento de cada uno sin importar títulos. Además, en Israel todo se cuestiona, seas quien seas.

BLACK: ¿Sabes qué me traje yo ahora de ahí?
¡Amor a la vida!
JONATHAN: La perseverancia, sí, es cierto.

BLACK: Todá rabá. Muchas gracias.

POR LINA H. WARSZAWSKY