Le planteo a Pamela, antes que todo, la pregunta que da título a estas páginas: ¿qué nos corresponde hacer como mexicanos con un México que se reinventa todos los días? Sin pensarlo, me responde: «Por ley, nos tocan cosas muy básicas, como no tirar basura, pagar nuestros impuestos, respetar al Otro; parecieran muy básicas, pero marcan una diferencia cuando todos las hacen». Y agrega entonces, decidida: «También está el preocuparse por el Otro y yo creo que es una de las más importantes. Ahora, ¿cómo te preocupas por el Otro? Pienso que todos tenemos algo que ofrecer para cambiar la vida de alguien más, ya sea tiempo, dinero, conocimiento. Siempre hay alguien que puede darle utilidad a lo que nosotros tenemos. Esta propuesta va a adoptar una causa. Cada uno tiene algo que le llama y le mueve; adopta tu causa, busca una asociación a la que le puedas ofrecer tu tiempo, dinero o tu talento. No es necesario abrir una asociación civil e inventar el hilo negro; simplemente busca quién ya está trabajando en una causa que te interesa y apoya. Esas son las cosas pequeñas que marcan una diferencia y si te interesan cosas más grandes, preocúpate por la política, por lo que está pasando. Una mala política es consecuencia de una sociedad que no se interesa por ella. Hay que saber quiénes son nuestros políticos, qué están haciendo y exigirles que nos rindan cuentas».
BUSCAR LA VERDAD
Para tratar ese y otros temas nos hemos reunido. Le señalo que el gobierno ha tomado ciertas decisiones que han dividido a la opinión pública y al final del día nos llenamos de información veraz por un lado y de desinformación por el otro. En lo personal, ya no sé qué es cierto y qué no. Le pido nos ayude a distinguir a la gente que da información real de la que no lo hace. «¿Cómo saber qué leer y qué no?» y esto le parece «una gran pregunta» y, tal como lo supongo, tiene una gran respuesta. Pamela recuerda que su abuelo decía que hay tres datos ofrecidos por los periódicos, considerados como verdad absoluta: «la fecha, el nombre y el precio. De ahí en fuera tienes que dudar absolutamente de todo, y esa es una idea con la que yo me muevo».
Me señala que podríamos encontrar comunicadores en los que podemos confiar más, pero tampoco están exentos de cometer errores humanos o de inclinaciones ideológicas que puedan cegarlos. Está comprobado que buscamos la aprobación de personas que consideramos inteligentes para reafirmar lo que ya damos por hecho; eso quiere decir que no estamos dispuestos a cambiar nuestro modo de pensar ni de leer o escuchar otras opciones. Su mirada revela la agilidad de su pensamiento. «¿Cómo encuentras la verdad cuando tienes un mandatario que ‘tiene otros datos’ regularmente distintos a aquellos de las calificadoras, los organismos internacionales o los elaborados por su propia administración?», espera. Su recomendación es la búsqueda de varias fuentes para no quedarnos con lo primero que nos llega. Aquí sentencia un principio que no podemos desoír: «Si dudas de toda la información que recibes, busca un camino para acercarte lo más posible a la verdad».
NO A LA AGRESIÓN
Pero pasemos al plano de lo concreto, le propongo: «¿Qué hacemos ante la amenaza de agresión?» Me comparte que hace poco llevó a sus hijos al parque; el mayor estaba patinando y de pronto llegó llorando porque un chico más grande lo insultó. Al no estar en las condiciones para decirle nada al muchacho que insultó a su hijo porque Pamela llevaba a su pequeña de dos años en brazos, como protección para ambos decidió decirle: ³La gente contesta con lo que tiene adentro y eso es todo lo que él tiene para dar, no te enganches². ¡Vaya enseñanza en esta realidad social en la que nuestro mecanismo de defensa es desconfiar y evitar el acercamiento por miedo a que vaya a pasar algo, porque sí sucede!
Un maravilloso ejemplo de quien se describe como una optimista empedernida, a quien le gusta ver lo bueno, aunque a veces se lleve sus trancazos (¿y quién no?) y, a pesar de eso, ha decidido no permitir que esto la cambie porque eso significaría que ha perdido la batalla. «Muévete pensando», dice convencida, «de que el mundo es un lugar terrible y profecía autocumplida, que te vas a encontrar con gente terrible. Así que sí creo que se reduce un poco a eso y que el ego es la fuente de todos nuestros problemas. Si dominamos al monstruo personal, controlaremos todo lo demás»…
Gracias, Pamela, de verdad y corazón, por quitarnos por un ratito el miedo porque, al final, el miedo también es producto del ego y de lo que percibimos a partir de él. Aunque en México y en el mundo entero dista de ser así. Gracias por compartirnos tu logos y transmitirnos toda tu actitud.
Por Lina Holztman Warszawski