Conocer el interior de la nueva manufactura de Omega es tan complejo y sorprendente como descifrar el funcionamiento de la maquinaria e historia de un reloj…

Siempre lo he dicho, desde que me involucré en el universo de la relojería me di cuenta que no hay nada tan apasionante como ver a un reloj cobrar vida. Y con esto me refiero a descubrir su concepción, complejidad y origen; e interpretar el significado de su diseño, que no habla solamente de la exquisita estética que desarrolla una marca, sino de la historia misma, de un preciso momento en el tiempo o de una referencia social determinada. Lo que se desarrolla alrededor de una pieza relojera es más de lo que te imaginas.

Si el simple hecho de portar un objeto tan perfecto y exacto es motivo para celebrar horas de trabajo y dedicación, visitar el sitio en donde fue gestado, bocetado y ensamblado, se convierte, en definitiva, en un majestuoso espectáculo.

Hace unos meses, BLACK ingresó al interior de la nueva Manufactura de Omega que se encuentra en Biel, Suiza, localidad que fue elegida desde 1848 como base principal de sus operaciones. La fachada del innovador edificio llamado “O” es una construcción orquestada por enormes ventanales que permiten el paso de luz durante todo el día, y que además incluyen una película antisolar muy eficaz. Esa especie de cortina externa permite ser controlada por el sol, según hacia qué dirección esté orientada la ventana. Al interior de toda la manufactura, la iluminación está instalada a través del sistema de led para garantizar un consumo de electricidad moderado y tener cargas internas de calor muy débiles.

“La manufactura de Omega es considerada el complejo industrial más avanzado del sector para montaje de relojes, capacitación y control de calidad”

EN MANOS DEL MEJOR
La manufactura de Omega es considerada el complejo industrial más avanzado del sector para montaje de relojes, capacitación y control de calidad. Las manos que estuvieron detrás de la obra ecológica maestra realizada con pícea suiza y hormigón fueron del japonés Shigeru Ban, quien en 2014 ganó el más prestigioso galardón de arquitectura gracias a sus importantes contribuciones a la innovación arquitectónica y a la filantropía, pues Ban propuso soluciones sostenibles habitacionales creadas para las víctimas desplazadas y sin hogar a causa de catástrofes naturales.

En la fábrica, todas las etapas de producción: Montaje de relojes (T2), brazaletes (T3) y envíos (T4), además de existencias y logísticas, convergen en espacios sumamente adaptables y eficientes; por ejemplo, el minucioso proceso de ensamblado involucra solamente a 20 técnicos antes de recibir el sello del control final de calidad. Por su parte, el depósito central de almacenaje contiene más de 30 mil cajas llenas de todos los componentes requeridos por los guarda-tiempos de la firma suiza, cuyo nivel operativo sistemático está accionado por asombrosos brazos robóticos, que se pueden apreciar desde el exterior de la planta.
Justamente en esta área se demuestra la magnífica eficiencia de tecnología en la industria relojera, pues los procedimientos automatizados y robóticos utilizados en las pruebas Master Chronometer es única en su tipo. Para los humanos, el transporte y la organización de los relojes con medios físicos es un trabajo pesado y que lleva mucho tiempo. Por eso los grandes brazos robóticos de Omega están totalmente adaptados para medir, fotografiar, recargar, cambiar de posición, desplazar y sumergir los relojes en tiempos exactos.

“El depósito central de almacenaje contiene 30 mil cajas con todos los componentes de un reloj, que son manipuladas por sorprendentes brazos robóticos automatizados”

CON MAESTRÍA
Dos características se encuentran intrínsecamente ligadas a la nueva manufactura de Omega: Perfección y precisión, por ello aloja en el tercer piso los procesos de calidad y control técnico de la firma, incluidas las ocho pruebas metas para la certificación Master Chronometer. Ahí podemos toparnos con los potentes imanes que someten a cada reloj a un campo de 15 mil gauss; y en donde se certifican según los niveles más altos del sector en cuanto a precisión, funcionamiento y resistencia al magnetismo.

De todos los que se fabrican año con año, aproximadamente el 20 % lleva la certificación de Master Chronometer que expide el laboratorio independiente metas, y que los convierte en los mejores relojes del mercado en su segmento de precio. El objetivo de Omega para el 2020 es que todos los guarda-tiempos, sin excepción, se comercialicen con el sello metas.

No hay duda, el futuro ha llegado a las manos de Omega y con esta construcción se escribe ahora una nueva etapa en la historia de la firma suiza que fundó Louis Brandt & Fils, y que de todas las que existen a su alrededor, ha sabido combinar con precisión el progreso tecnológico y la tradición relojera de una casa de prestigio impecable, que hasta la luna ha llegado a conquistar.

Por Eduardo Olivar